La Chanson de Roland es no solo el poema épico más famoso de la Edad Media, sino también la obra que mayor influencia ha ejercido en el género épico en Francia y en todos los reinos medievales que adoptaron y desarrollaron este tipo de poesía. La versión más antigua de este texto fue compuesta hacia el año 1100 y se conserva en un manuscrito anglonormando copiado hacia 1170 hoy custodiado en la Bodleian Library de la Universidad de Oxford (MS Digby 23). La Chanson de Roland narra, en clave legendaria, los hechos de la mítica batalla de Roncesvalles, que tuvo lugar el 15 de agosto del año 778. En ella las tropas de Carlomagno, al mando de su sobrino Roldán, prefecto de la marca de Bretaña, fueron sorprendidas por una fuerza enemiga. En la batalla, adversa para las tropas carolingias, Roldán pierde la vida, no sin antes hacer sonar su cuerno para avisar a su tío Carlomagno. Inspirado en este o en un poema francés u occitano anterior de temática análoga se compuso, probablemente en el reino de Navarra y en las primeras décadas del siglo XIII, el Cantar de Roncesvalles, un poema épico en verso anisosilábico del que se ha conservado solo un fragmento de 100 versos. Este texto se ha transmitido en dos folios manuscritos copiados a principios del siglo XIV, hoy en el Archivo General de Navarra (ms. 212).
El poema original rondaría los 5000 versos, de los cuales el fragmento conservado registra solo 100 versos. El fragmento conservado refleja la búsqueda de cadáveres después de la batalla de Roncesvalles: el emperador Carlos halla primero el del arzobispo Turpin, encuentra a continuación el de Oliveros, al que pregunta por su sobrino Roldán, cuyo cuerpo sin vida descubre en último lugar. Tras un emotivo planto ante el cadáver de Roldán, Carlomagno cae amortecido. El duque de Aimón, quien también encuentra el cadáver de su hijo Reinaldos de Montalbán, corre a socorrer al emperador junto con el caballero Bérart. La versión hispánica presenta divergencias temáticas y argumentales respecto del poema francés, como el hallazgo de los cadáveres de Turpin y Oliveros o la muerte de Roldán sin heridas apreciables, por lo que representa no solo el único testimonio conservado de la épica peninsular centrado en la materia de Francia, sino también una novedosa y original adaptación hispánica de la leyenda carolingia de Roldán.
El texto en francés antiguo de la Chanson de Roland puede leerse en la excelente edición, con traducción al español, de Martín de Riquer, Chanson de Roland. Cantar de Roldán y el Roncesvalles navarro, Barcelona, Acantilado, 2003.