La filóloga María Amalia Vicenta Goyri (1873-1954) fue, por su obra publicada pero, sobre todo, por su obra compilada, una figura indispensable para la reconstrucción de la historia escondida de la épica española. De ascendencia vasca, Goyri se crio entre Madrid y Bilbao, hija de una madre soltera que la estimuló intelectualmente de forma completamente inaudita para su tiempo; estudió en la Escuela de Comercio de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer y muy joven se inscribió, también pionera en este ámbito, en un gimnasio. Fue la segunda mujer matriculada en España como estudiante universitaria en la Facultad de Filosofía y Letras, donde se licenció en 1896 y se doctoró en 1909 con una tesis sobre Lope de Vega, autor al que dedicó una parte de su obra científica: cronología de la obra de Lope, edición de algunos de sus sonetos, estudio de sus temas preferentes…; trabajó también sobre el Conde Lucanor, aunque quedó sin concluir una edición crítica que preparaba de esta obra; tampoco llegó a imprimirse su edición de una colección de cuentos populares incluidos en comedias áureas. Con todo, la mayor y más importante dedicación filológica de María Goyri giró en torno al Romancero.
Su interés por el Romancero se despierta en íntima relación con su propia biografía. En 1900, Goyri había contraído matrimonio con el filólogo Ramón Menéndez Pidal; durante su viaje de novios, ambos descubrieron la pervivencia en Castilla de romances, recitados en los cantos infantiles y de trabajo de las mujeres de los pueblos. La escena fundacional de ese descubrimiento ocurre en Burgo de Osma (Soria) y tuvo a María Goyri como desencadenante del hallazgo: fue ella la que empezó a cantar a una lavandera el romance de la boda estorbada, a lo que la interlocutora respondió no solo continuando con soltura el romance sino ofreciendo muchos otros, entre ellos alguno completamente desconocido en las fuentes impresas, como el romance del relato histórico de la muerte del príncipe don Juan. A partir de ese momento, Goyri comenzó en conjunción con Pidal toda una tarea de exploración directa, transcripción y clasificación de los romances vivos en la España de su tiempo. La relación de Goyri con la épica se establece, pues, a través del romancero: en estos poemas narrativos cantados se engarzaban, según las teorías de subsistencia latente de Pidal, la tradiciones épicas previas (Roncesvalles, Abad don Juan de Montemayor…). Goyri despojó obras literarias españolas en busca de nuevos romances escondidos en ellas y con los materiales que copió, clasificó y anotó nos legó abundantes datos sobre el romancero de origen épico, fuera de referente francés, de impronta carolingia o ligado a las materias de Ariosto, Arturo o Amadís. A ella se debe también un artículo (Goyri 1906) sobre el método de recolección de datos en la tradición oral. El actual «Archivo del Romancero Menéndez Pidal/Goyri» de la Casa Menéndez Pidal guarda los sucesivos materiales compilados; simbólicamente el último trabajo de investigación publicado por María Goyri se dedicó a este tema (Goyri 1953).
María Goyri fue también colaboradora constante en los trabajos de Menéndez Pidal, estuvo al cuidado de sus cartas, reunió fichas bibliográficas y ayudó en la corrección de sus libros; ambos tuvieron tres hijos (Ramón, fallecido de niño, Jimena y Gonzalo). Preocupada por cuestiones sociales, María Goyri fue también una temprana defensora de los derechos de la mujer, asunto sobre el que publicó artículos periodísticos (el primero, Goyri 1893), tuvo sección propia en la prensa de su tiempo (“Crónicas femeninas” en la Revista Popular) e intervino en congresos sobre tal asunto. Se integró también en causas sociales: en 1916 formó parte de la decena fundadora del Protectorado del Niño Delincuente, que trató de evitar el ingreso de menores de 16 años en prisión. Trabajó como profesora desde 1894 en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer como docente de la materia de Literatura, en la Institución Libre de Enseñanza así como en la Junta para Ampliación de Estudios. Acabada la Guerra Civil, obligados a clausurarse todos los centros docentes ligados a la antigua Junta para la Ampliación de Estudios, dirigió el Colegio Estudio, fundado por su hija. De talante reservado, poco habladora y reacia a la vida social de focos y reconocimientos, su vida y su obra tuvieron, para la historia de España y de su cultura, la repercusión de una verdadera vida épica.
Lola Pons Rodríguez (Universidad de Sevilla)
Bibliografía
CID, Jesús Antonio. María Goyri. Mujer y pedagogía – Filología. Orígenes familiares. Recuerdos de infancia y juventud. Semblanzas. Bibliografía, Madrid, Fundación Ramón Menéndez Pidal, 2016.
GOYRI, María. «Lo que piensan las mujeres acerca de los problemas de su educación. Una información», La Escuela Moderna. revista pedagógica hispano-americana III, (1893), 82-86.
GOYRI, María. «Romances que deben buscarse en la tradición oral», Revista de Archivos, Bibliotecas y MuseosX (1906), 374-386.
GOYRI, María. «Los romances de Gazul», Nueva Revista de Filología Hispánica VII (1953), 403-416.
PÉREZ PASCUAL, José Ignacio. Ramón Menéndez Pidal. Madrid, Punto de Vista Editores, 2019.