La historia ha borrado el nombre de aquellos que compusieron y entonaron los cantares de gesta, no hay, por desgracia, un Homero castellano al que situar junto a la musa épica. Los nombres de cuantos se acercaron a los textos en épocas pasadas son, en cambio, bien conocidos, y dignos de perpetua memoria: en Vidas épicas se traza la semblanza vital y académica de veinte críticos y editores de los textos épicos, como tributo a quienes han contribuido a mantener viva la memoria de la épica a lo largo de los años y los siglos y hoy, lamentablemente, ya no están con nosotros.