A diferencia de la épica francesa, género del cual se conservan unos 120 poemas y unos 300 manuscritos y fragmentos, de la épica medieval peninsular solo han sobrevivido 4 textos y 4 testimonios: el Poema de mio Cid (finales del siglo XII, 3730 versos); el Cantar de Roncesvalles (c. 1230, 100 versos), la Gesta de las Mocedades de Rodrigo (c. 1360, 1700 versos) y el Epitafio épico del Cid (c. 1400, 6 versos). Gracias al testimonio de las crónicas, que prosifican algunos poemas, y a las noticias que proporcionan otros textos, se puede afirmar la existencia de una literatura perdida de la Edad Media hispánica que, en el caso de la épica, permitiría conjeturar que su corpus primitivo sería algo más extenso que la breve nómina que hoy se cifra en los cuatro poemas conservados. Entre estas obras perdidas que los críticos intuyen o reconstruyen se pueden citar un hipotético *Cantar de los Infantes de Lara, un *Poema de las Particiones del rey Fernando o un *Cantar de Bernardo del Carpio, por ejemplo. Se calcula que el corpus de la primitiva épica hispánica oscilaría entre los 10 y los 15 textos.
El Poema de mio Cid es la primera gran obra literaria en romance castellano, el único poema épico peninsular conservado casi completo y, desde todas las perspectivas, un texto radicalmente original y singular en el panorama de las letras medievales peninsulares. El poeta del mio Cid no compuso solo un poema, forjó un mito, y de la pata del Cid cobró cuerpo toda una literatura: el ciclo cidiano no es solo el ciclo épico más longevo y de mayor repercusión literaria en Castilla, durante la Edad Media y aún después, sino que el Cid es hoy un mito universal y, junto con la Celestina, el Quijote y don Juan Tenorio, una de las mayores aportaciones del español a la literatura universal.
El Poema de mio Cid se ha conservado en un solo manuscrito, hoy custodiado en la Biblioteca Nacional de España (Madrid), con la signatura VITR/7/17, como uno de los mayores tesoros del Patrimonio Nacional. El Poema de mio Cid se asocia de manera indisoluble a su más famoso editor, el filólogo Ramón Menéndez Pidal, quien entre 1908 y 1911 publicó una monumental edición en tres volúmenes que acompaña el texto con un estudio gramatical y un vocabulario. Con el Cid inauguraba Menéndez Pidal la filología científica en España, de la mano de Menéndez Pidal el Cid pasó de héroe de Castilla a mito y símbolo de España, el Cid hizo de Méndez Pidal un filólogo y este lo convirtió en clásico, el primero de la literatura española. Es también el primer texto literario de cierta extensión escrito en romance y, por tanto, un precioso vivero de formas lingüísticas del español antiguo, necesario del todo punto para reconstruir el estado de lengua anterior a la época del reinado de Alfonso X (1252-1284).
La Gesta de las Mocedades de Rodrigo no han recibido, en general, un juicio crítico excesivamente benévolo, ya que literariamente no resiste la comparación con el Poema de mio Cid, obra maestra del género épico. La durísima valoración de Menéndez Pelayo, «Parece el cuaderno de apuntaciones de un juglar degenerado», ha sido atemperada y dulcificada por críticos posteriores, como Alan Deyermond, quien no obstante lo juzga como «[…] un poema artísticamente mediocre, típico vario bajos conceptos de una época de decadencia de la epopeya». Los críticos hoy, aunque comparten en buena medida la visión de las Mocedades como una obra
crepuscular y artísticamente mediocre, valoran el texto por lo que enseña acerca de la pervivencia y la naturaleza del género épico, por su flexibilidad para adaptarse y refundirse y, por último, como banco de pruebas sobre el que tensar las diferentes hipótesis existentes acerca de la génesis y difusión de los poemas épicos. Por otro lado, fue esta versión decadente de la juventud del Cid plasmada en las Mocedades y no la elaboración literaria del Campeador en su madurez que refleja el Poema de mio Cid la que enlaza como eslabón más antiguo con la tradición literaria sobre el Cid de las crónicas y los romances, primero, y del teatro áureo, después, de suerte que en el imaginario colectivo la figura mítica del Cid bebe tanto o más de la tradición literaria representada por las Mocedades que de la tradición, siempre minoritaria, que refleja el Poema de mio Cid, texto orillado por la historia hasta su estudio científico por parte de Ramón Menéndez Pidal, responsable también de la popularización del Cid del Poema.
El fragmento del Cantar de Roncesvalles muestra, por un lado, que la epopeya de tema francés no solo se conocía en la península ibérica, sino que se cantaba en la lengua del país y, por otro, su testimonio certifica que el anisosilabismo y el verso
asonantado constituyen dos rasgo inherentes a la épica peninsular, aspectos que resultaban controvertidos antes del descubrimiento de este poema épico y del iluminador estudio de Menéndez Pidal publicado en la Revista de Filología Española en 1917.
Rodríguez Molina, Javier (2023-). Panépica: Glosario del Poema de mio Cid y de la primitiva épica hispánica [en línea]. Disponible en www.panepica.es [Consulta: dd/mm/aa]. [ISBN: ]
Rodríguez Molina, Javier y Gael Vaamonde (2023-). Panépica Digital: Corpus de la primitiva épica hispánica [en línea]. Disponible en http://corpora.ugr.es/cid [Consulta: dd/mm/aa]. [ISBN: ]
El Glosario de Panépica consta de 1604 entradas o artículos, en las que se distribuyen $$$ acepciones, $$$ subacepciones, $$$ locuciones, $$$ comentarios filológicos detallados, $$$ referencias bibliográficas y $$$ citas textuales.
Panépica digital ofrece el texto íntegro de los cuatro poemas épicos conservados: Poema de mio Cid, Cantar de Roncesvalles, Gesta de las Mocedades de Rodrigo y Epitafio Épico del Cid. Estos cuatro textos se presentan bajo una triple posibilidad de acceso: una imagen digital de los manuscritos e impresos, una transcripción paleográfica y una presentación crítica o normalizada.
No. Panépica Digital no contiene ediciones críticas de los textos, sino transcripciones paleográficas de los manuscritos y presentaciones críticas del texto de los manuscritos. Por lo tanto, Panépica proporciona una lectura asistida del textus receptus, pero no se adentra en la reconstrucción crítica del texto original: más bien pretende ser una herramienta que ayude a futuras ediciones a fijar de una manera más precisa y filológica el cañamazo del original y a separar en él la raíz textual de la hojarasca de los copistas.
La edición crítica de un texto pretende, con el método de la crítica textual, las herramientas de la filología y el concurso de los testimonios, reconstruir un original de autor, esto es, es una hipótesis de trabajo acerca del texto que pudo componer el autor. Una presentación crítica es, por el contrario, una regularización gráfica que se efectúa sobre un testimonio concreto (manuscrito o impreso) para tratar de reflejar en él las soluciones fonéticas y morfológicas que el editor estima que subyacen en el texto que se han transmitido, texto que no siempre se corresponde con el texto del autor, ya que en él se han podido introducir variantes fruto de la transmisión manuscrita, esto es, variantes de copista. En el caso del Poema de mio Cid, la presentación crítica de Panépica Digital tiene como objetivo preparar un texto «limpio» para su tratamiento lingüístico que posibilite su lematización, etiquetado y anotación, pero no es una edición crítica. La presentación crítica de Panépica conserva así lecciones del manuscrito que casi con total seguridad deben atribuirse al copista y no al autor; lecciones que en una edición crítica el editor cribaría para tratar de reflejar la solución del original. La presentación crítica de un manuscrito debe entenderse como una de las muchas operaciones ecdóticas que conforman una edición, situada un paso por delante de la transcripción paleográfica pero un paso por detrás de la edición crítica. Una excelente síntesis del concepto de edición crítica puede escucharse en este vídeo de la filóloga Inés Fernández-Ordóñez.
La calidad de una edición es siempre relativa, ya que depende en buena medida del tipo de edición (crítica, modernizada, escolar, etc.), del propósito de la edición y del público al que va dirigida. La edición crítica más completa y la más recomendable para los especialistas es, sin duda, la de Alberto Montaner, cuya última revisión data de 2016. Otras dos ediciones críticas recomendables son las que publicaron Ian Michael y Colin Smith en las colecciones universitarias Cátedra y Castalia. Todas ellas ofrecen un texto crítico y se acompañan de un aparato y de una rica anotación lingüística, literaria y filológica. Existen otras muchas ediciones loables y de mérito, tanto para especialistas (Menéndez Pidal, Marcos Marín, Horrent) como destinadas a un público más amplio (Girón y González Escribano, Bustos Tovar, Rodríguez Puértolas, etc.). Puede encontrarse información detallada sobre estas ediciones y su identificación bibliográfica en la sección Ediciones.
Tanto las transcripciones paleográficas como las presentaciones críticas de los textos siguen el estándar de edición de la red CHARTA, al que se han realizado algunas ligeras modificaciones que pueden leerse en la sección Criterios de edición de Panépica Digital.
Las transcripciones se han hecho sobre imágenes digitales de los manuscritos y se han revisado teniendo a la vista las transcripciones anteriores de Menéndez Pidal (Poema de mio Cid, Roncesvalles), Riaño y Gutiérrez Aja (Poema de mio Cid), Funes y Tenenbaum (Mocedades de Rodrigo), Deyermond (Mocedades) y las imprescindibles anotaciones de Montaner al códice cidiano en su edición y en sus estudios monográficos. Aunque se ha puesto el máximo cuidado en la transcripción, el estado de deterioro de algunos folios del códice del Cid debido al empleo de reactivos y la dificultad para consultarlo de manera presencial obliga a otorgar casi la consideración de descriptus a la edición de Menéndez Pidal. Como cualquier obra humana, las transcripciones no son infalibles y sí mejorables, de ahí que Panépica apueste decididamente por mostrar la imagen del manuscrito junto con la transcripción, para que los investigadores puedan comprobar las lecturas dudosas y en su caso contribuir a la mejora del recurso proponiendo correcciones. Una breve descripción de las lecturas más dudosas o dificultosas de los códices épicos puede leerse en la sección Criterios de edición de Panépica Digital.
Panépica es un proyecto de investigación financiado gracias a la Fundación BBVA desarrollado en la Universidad de Granada y en el Instituto Universitario «Seminario Menéndez Pidal» de la Universidad Complutense de Madrid dirigido por Javier Rodríguez Molina y en el que también participan Gael Vaamonde, Álvaro S. Octavio de Toledo y Huerta, David Prieto García-Seco y Ana María Romera Manzanares.